Las clases de inglés en Mairena: 3 factores esenciales de motivación
Uno de los factores que más afecta al aprendizaje de un estudiante es su nivel de motivación, además de sus capacidades y habilidades. En las clases de inglés de St. James vemos cómo los estudiantes motivados progresan mejor y obtienen mejores resultados que los estudiantes a los que les falta esta motivación. En esta entrada nos gustaría destacar 3 factores esenciales a tener en cuenta a la hora de estimular a los estudiantes.
Pirámide de las Necesidades de Maslow
Una de las teorías de motivación más influyentes es la Pirámide de las Necesidades del psicólogo americano Abraham Harold Maslow (1908 – 1970). Maslow clasificó las necesidades de las personas en 5 niveles y defendió que para satisfacer una necesidad teníamos que tener satisfechas las de los niveles inferiores, es decir, para satisfacer una necesidad del segundo nivel tenemos que tener las necesidades del primer nivel cubiertas. Esta teoría tiene un papel esencial en el aprendizaje ya que este se encuentra en un nivel superior por lo que para poder desarrollarnos a través del aprendizaje debemos tener cubiertas las necesidades inferiores. En los niveles inferiores nos encontramos con necesidades básicas que, los que nos dedicamos a la educación, vemos que es esencial tener cubiertas para que el estudiante pueda aprender:
- Necesidades fisiológicas: necesidades como comer, beber o dormir. Si un estudiante se encuentra cansado, tiene sueño o mucha hambre su capacidad de aprendizaje se verá mermada sustancialmente y su rendimiento no será el que podríamos esperar.
- Seguridad: un estudiante que se siente intimidado por su profesor o compañeros no será tan receptivo al aprendizaje como un estudiante que se siente seguro en clase.
- Necesidades sociales y sentimiento de pertenencia: los estudiantes que se sienten parte del grupo se sienten más motivados a aprender que los que se sienten excluidos del grupo.
- Autoestima: los estudiantes que se sienten seguros, ya no solo del entorno sino de sí mismos también, estarán en mejor predisposición de participar en el proceso de aprendizaje y progresar.
- Autorrealización: en este quinto nivel los estudiantes muestran todo su potencial y es cuando se produce el aprendizaje que será más eficaz cuanto más satisfechas estén las necesidades de los niveles inferiores.
Como conclusión de la pirámide de Maslow, los padres y profesores nos podemos cuestionar si los niños tienen sus necesidades fisiológicas cubiertas, si se encuentran seguros en el aula, si se sienten parte del grupo, si se sienten seguros de sí mismos. Nuestro trabajo debe ir dirigido a que las respuestas a estas cuestiones sea afirmativa ya que ayudará a que los estudiantes se sientan estimulados a aprender.
Teoría de los Objetivos
Otro psicólogo americano, profesor Edwin A. Lock, nacido en 1938, desarrolló la teoría de la motivación por objetivos. Locke defiende que las personas rendimos más si trabajamos hacia un objetivo concreto. Esta teoría es aplicable a cualquier aspecto de la vida desde perder peso hasta conseguir un rendimiento empresarial. No es lo mismo decir “voy a perder peso” que “voy a perder 2 kilos en 2 meses siguiendo esta dieta y controlando mi peso todos los lunes al levantarme”. ¿Cómo puede aplicarse esta teoría en educación?. Cada estudiante tiene unas capacidades y unas habilidades concretas, sin embargo, es muy normal exigir a todos los estudiantes los mismos resultados, normalmente un resultado de cinco puntos sobre diez. Esta forma de evaluar puede tener consecuencias negativas en los estudiantes ya que, por una parte, habrá estudiantes que no lleguen a ese objetivo y se sientan frustrados y, por otra parte, habrá estudiantes que puedan alcanzar un objetivo más alto pero se conformen con obtener el mínimo. Una solución al problema, cuando sea posible, será la de personalizar los objetivos, de forma que cada uno de los estudiantes tenga una meta alcanzable pero que, a la vez, les estimule a esforzarse y progresar para alcanzarla. A continuación damos algunas pautas sobre las características que deben tener los objetivos con un ejemplo:
Ser alcanzables y realistas: mejorar mi competencia lingüística a nivel B1.
Ser concretos y medibles: obtener el certificado B1.
Estar medidos en el tiempo: en la convocatoria de octubre.
Nacer del compromiso de la persona a alcanzarlos: quiero alcanzarlo.
Beneficiar de alguna manera a la persona que los alcanza: puedo optar a oposiciones.
Visualizar el progreso
Una tercera teoría que puede aplicarse a la educación es la que defiende que las personas nos sentimos motivados cuando vemos el resultado de nuestro trabajo. Parece lógico y simple pero no siempre es fácil ser consciente de hasta qué punto nuestro esfuerzo se traduce en progreso. Es fácil que un estudiante vaya a clase de inglés durante meses, e incluso años, sin pararse a pensar en la competencia lingüística alcanzada a lo largo de ese tiempo. El papel de los profesores y los padres es esencial ya que podemos, y debemos, poner en valor ese progreso. Para hacerlo podemos mostrarle libros que estudió hace algunos años y compararlos con los que estudia en la actualidad. O ayudarle a reflexionar sobre lo que es capaz de hacer ahora en comparación con lo que podía hacer cuando empezó sus estudios. Poder tener una foto inicial y compararla con la foto actual puede ser un buen estímulo para sentirnos satisfechos y orgullos de nosotros mismos además de para seguir esforzándonos.